Monday, November 21, 2005

2. A punto de la extinción…


Los osos panda son desde hace cuarenta años el símbolo de la WWF (World Wild Foundation), Fondo Mundial para la Naturaleza, institución que se dedica a preservar la vida silvestre. En China, además se los considera un objeto de culto y su casa está penada con la muerte. Las reservas naturales son las únicas encargadas en proveer ejemplares para ser exhibidos en zoológicos fuera de ese país. Sin embargo, el dinero sigue presente en todo lo que tenga que ver con ellos.
Después de todo habitan el planeta desde hace 3 millones de años. Su población mundial, asentada principalmente en China, se mantuvo estable durante largos períodos. A duras penas, claro. La debacle sobrevino cuando se convirtieron en animales codiciados por los cazadores. Algunos los mataban sin piedad, otros inauguraron el negocio de venderlos a zoológicos de otras partes del mundo a 200 mil dólares cada ejemplar. Así, en poco tiempo, menos de 150 años, los pandas comenzaron a desaparecer peligrosamente y pasaron a ser los animales más protegidos del mundo
Durante mucho tiempo se pensó que los únicos motivos que llevaron al panda al borde de la extinción tenían que ver con sus hábitos alimentarios. Su dieta basada principalmente en el bambú podía afectarlos no sólo porque ese arbusto no crece en todas partes sino porque además no les cae muy bien. Pero cuando su población comenzó a escasear y se intentó estimular su procreación en zoológicos de todo el mundo, los científicos se encontraron con un problemita. Tímidos, huraños y absolutamente perezosos, los machos demostraron muy poca vocación para el amor. Preferían comer y dormir antes que seducir a las hembras de su sector. Prácticamente no se registraban nacimientos de pandas en cautiverio. Al principio, los científicos pensaron que era una cuestión de tiempo, que muy pronto se adaptarían a sus nuevas casas y llevarían una vida normal. Pero se equivocaron.
La mayor alarma sobrevino cuando entre 1974 y 1989 su hábitat natural, en la provincia china de Sichuan, disminuyó en un 50 por ciento. El doctor Lu Zhi, director de la reserva de esa región fue el primero en declarar con cierto temor: "La fragmentación y reducción del hábitat resulta especialmente peligrosa para los pandas porque se altera el ciclo natural del bambú, su principal alimento, que florece y muere en masa periódicamente". Con ese panorama, los esfuerzos para intentar que la población de estos ositos que no son cariñosos creciera, se redoblaron. Comenzaron a utilizarse, entonces, algunas técnicas propias de los humanos para elevar lo antes posible la tasa de natalidad (inseminación artificial, videos panda pornos, viagra etc).
En 1978 el zoológico de Beijing, en China, dio la gran noticia: había nacido Yuan Jing, el primer oso panda gigante (según su denominación completa) luego de un proceso de fertilización exitoso. Tienen un período de gestación de entre 3 y 6 meses y pesan al nacer entre 85 y 140 gramos. Las estadísticas indican que de cada dos nacimientos, sólo uno de los panditas sobrevive. El gobierno chino, preocupadísimo por la posible desaparición de su símbolo nacional, invierte todos los años alrededor de 13 mil millones de dólares para poner a disposición de los zoológicos de su país la misma tecnología en fertilización asistida. Las 32 zonas de protección para los pandas se extienden a lo largo de 17 mil km. cuadrados. En ellas existen 1.100 reservas nacionales. Un plan gubernamental anuncia que en el 2010, esos territorios aumentarán a 1.800 y ocuparán un 16,4 % de la superficie total de ese país. No están dispuestos a dar el brazo a torcer en esta lucha sin cuartel contra el riesgo de extinción. Y cada vez tienen más enemigos para combatir.
"De todos modos, esos no son los principales problemas que debe enfrentar el panda", comenta Zhang Hemin, director del Centro de Protección de Pandas de Sichuan. "El mayor drama que tienen estos animales es que no saben cómo hacer el amor". Una triste realidad que se confirma día a día en los lugares donde viven los 140 pandas en cautiverio. De ellos, únicamente 18 están fuera de China; los cuidan en los zoológicos de Atlanta, Washington y San Diego, en los Estados Unidos; en el de Chapultepec, México; en el de Berlín, Alemania y en los de Kobe, Tokio y Wakayama, en Japón. En todos esos lugares se confirma que el día a día del panda no es para nada divertido.

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